Este es mi adiós. Mi particular duelo a un sentimiento que él mismo se ha encargado de asesinar y yo ahora tengo el deber de enterrar en lo más profundo de mi corazón y mis pensamientos.
Este es mi adiós. Mi particular duelo a un sentimiento que él mismo se ha encargado de asesinar y yo ahora tengo el deber de enterrar en lo más profundo de mi corazón y mis pensamientos.
Dentro de unos días publicaré mi nueva novela: Palabra de McKenzie. Una historia de amor, pero también de honor, en la que los protagonistas lidiarán con intrigas políticas, traiciones y nobles desalmados. Pero sobre todo, contra sus propios instintos. Niall McKenzie es un hombre de honor, cuando da su palabra nada ni nadie es capaz de hacerle cambiar de opinión. Es el mejor vasallo y más valeroso guerrero del noble Robert Bruce. Sin embargo, las hermanas Campbell aparecen en su vida para volverla del revés en el peor momento político posible. Un encuentro casual, en circunstancias poco menos que incómodas, pondrá a Eryn Campbell en los brazos de Niall. Los cabellos de fuego, labios de pecado y cuerpo exuberante de la joven desatan una pasión irrefrenable en el líder del clan McKenzie que amenaza con lanzar a perder toda la contención y frialdad que lo caracterizan.
Este post solo tiene la función de sincerarme e intentar explicar el porqué de mi decisión al autopublicar mi novela «Palabra de McKenzie» y cómo me siento al respecto. Pero por si os queda alguna duda, o creéis que tengo un regusto amargo, solo tenéis que ver la imagen de esta entrada. Así de entusiasmada me siento.
Una sensación extraña esta de darle al botón y que aparezca una página en blanco. Cierro un proyecto, una novela romántica histórica, que me ha aportado mucho. He aprendido muchísimo y lo que es más importante, lo he hecho mientras disfrutaba con cada palabra. Y el círculo vuelve a comenzar mientras me centro en el aquí y ahora, y de fondo se oye el sonido sordo del ya veremos.
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