¿Por qué he autopublicado Palabra de McKenzie?

Cuando está próxima la publicación de mi cuarta novela: Palabra de McKenzie, quiero que sepáis por qué al final he optado por la autopubicación. Me gustaría deciros que fue algo que tuve claro desde un principio. Desde que puse el punto y final a esta historia de la que me siento muy orgullosa. Pero no es así. Lo cierto es que tanteé tres grandes editoriales (sí, solo tres) con las que me hacía especial ilusión trabajar. De una de ellas recibí una respuesta estándar y de las otras dos el más absoluto silencio. ¿Que fue frustrante? Por supuesto. Cualquier colega de letras sabe de lo que hablo. ¿Que te hace replantearte muchas cosas? También, pero ahí están tus lectores pidiéndote más y alimentándote con sus ilusiones. ¿Que tuve otras ofertas? Sí, y las agradezco. Pero lo cierto es que yo buscaba las ventajas que te ofrecen las grandes editoriales en cuanto a distribución y visibilidad, además del subidón de moral que supone que apuesten por ti sellos como ellos. Algo que la mayoría de escritores desean después de finalizar su trabajo.

Sin embargo, ese silencioso rechazo me ha dado la oportunidad de probar por fin otra forma de dar a conocer mi novela y saber lo que significa tener el control sobre aquello que he escrito, cuidado y mimado durante mucho tiempo. Tenía ganas de probar la autopublicación, más allá de “Lo que sea, pero contigo” al recuperar sus derechos, y qué mejor momento que este. Soy consciente de los prejuicios que todavía arrastra el publicar una novela de forma independiente, pero como lectora creo firmemente que la calidad no depende de que haya una editorial detrás o no, si no del autor que firma la obra y del proceso de corrección y edición de la misma. Si lo conoces y te gusta, lo leerás igual y si no, el boca a boca hará el resto. Esa debería ser la única garantía para el lector.

¿Cuál ha sido el resultado al lanzarme de cabeza en solitario? Pues que me he encontrado gratamente sorprendida mientras saboreaba de todo un proceso en el que yo he tenido siempre la última palabra. Desde elegir quién corregiría mi novela, cuando la pondría a la venta, en qué formatos y para finalizar, la elección de la portada. Puedo decir sin temor a equivocarme que ninguna novela ha sido tan mía como esta. También me ha servido para entender y valorar el trabajo de las editoriales y de lo que realmente cuesta poner una novela en circulación. Tiempo, trabajo, dinero…

Tengo una sensación de libertad y una carga de responsabilidad diferente a las otras tres novelas que he publicado. No quiero decir con esto que con las demás no me haya esforzado, ni las editoriales con las que trabajo no las hayan tratado con cariño, porque no me puedo quejar. Es solo que con esta novela todo depende en exclusiva de mí. Y para alguien tan… llamadme neurótica, lo cierto es que esa sensación me ha gustado mucho.

Palabra de McKenzie ha supuesto un reto al salirme de mi zona de confort con la novela contemporánea y adentrarme en la histórica. Además, basándome en un acontecimiento histórico real. Pero de la novela, de su documentación y de la historia de amor entre los McKenzie y los Campbell os hablaré en el próximo post. Este solo era para sincerarme e intentar explicar el porqué de mi decisión al autopublicar la novela y cómo me siento al respecto. Pero por si os queda alguna duda, o creéis que tengo un regusto amargo, solo tenéis que ver la imagen de esta entrada. Así de entusiasmada me siento.

Tessa C. Martín.